LA NAVAJA DE BOTIS - Fascículo 11: Desmontando a un deportista. Capítulo VII: Tu equipo de mecánicos (parte III)

Vamos a seguir profundizando en lo que te quiero contar sobre este “equipo de mecánicos” que trabajan detro de tu organismo cuando recuperas para tener tu máquina en las mejores condiciones posibles… si te queda alguna curiosidad después, deja tus preguntas (tienes el contacto abajo) y estaré encantado de contarte mi punto de vista.

Te contaba en el Fascículo 9 que tienes que saber entenderte con tu “equipo de mecánicos” y hablar su mismo lenguaje para poder dejarles el recado concreto y que sepan por dónde deben comenzar a trabajar para mejorar tu máquina mientras que tú descansas. También debes tener la capacidad de escucharlos, porque comprender lo que está pasando en tu organismo es básico para poder programar tus entrenamientos o poder transmitir esa información a tu entrenador a tiempo.

Vamos con una situación practica: un entrenamiento duro cuando estás enfrontando una infección vírica puede suponer un estrés añadido que empeore la enfermedad resultante haciéndote incluso (y esto suele ser algo que nos preocupa un montón) perder días de entrenamiento (¿a que sí?). Si lo piensas de nuevo como un “equipo de mecánicos” podemos asimilar la situación que te propongo como ejemplo a la de pedir un esfuerzo extra al personal del taller cuando hay dos operarios de baja… ¿no crees?

Yo ya sé que no se te ocurre entrenar con catarro… (quiero pensar…) pero antes de manifestarse los síntomas de forma externa tu organismo ya está luchando contra esa amenaza y eso consume muchos recursos. El sistema inmune necesita una enorme cantidad de energía cada día. Esto supone que añadir estrés en esa lucha con un entrenamiento exigente pueda llegar a ser muy perjudicial… sobre todo dependiendo del momento de la temporada. Los recursos de tu organismo son limitados, esos entrenamientos realmente duros que te ponen a tope de forma suponen una enorme merma de recursos para otros sistemas de tu organismo, como por ejemplo el sistema inmune… pero tú eres deportista y tienes conocimientos de sobra para tomar decisiones sabias, sabes prestar atención a tu “equipo de mecánicos” y llevabas ya un par de días recibiendo esos mensajes… hablaste con tu entrenador y decidisteis hacer un par de entrenos de recuperación. Y ahí está, cuando se manifestaron finalmente los síntomas todos los recursos de tu organismo estaban disponibles para el sistema inmune y en un par de días estabas otra vez dándolo todo.

Y aquí viene ahora la parte interesante de este Fascículo: ¿cómo te cuentan tus mecánicos que algo no funciona? Pues no vas a recibir un mail, obviamente, pero tampoco tiene nada de esotérico ni mágico. Requiere simplemente que seas consciente de que esto sucede y que empieces a prestar atención. Tampoco sucede igual en cada organismo, todos somos distintos… pero puedes usar un par de métodos sencillos y, lo más importante: GRATUÍTOS:

El primero es una idea básica que te dejo y tu puedes ir desarrollando con el paso del tiempo y adaptándola a tí: es tan sencillo como anotar en un pedazo de papel cada mañana las ganas que tienes de entrenar en una escala de 1 a 5 en la que el número más alto representaría unas ganas tremendas de entrenar sea cual sea la climatología, el tipo de entreno, el turno de trabajo ese día… y el número más bajo algo así como: “buf, no sé si quedarme en casa”. Este número acabará por ser un buen indicador general para tí, eso seguro, pero necesitaremos un buen complemento.

La frecuencia cardíaca en reposo es el complemento ideal, y no te flipes aquí tampoco, déjate de caros dispositivos ni software de última generación… no necesitas más que aquel mismo pedazo de papel para apuntar y el reloj CASIO que te compraste en el Rastro hace 20 años, que seguro que aún tiene pila. Antes de levantarte de la cama localizas el pulso y cuentas latidos durante 30 segundos, multiplicas x2 y apuntas. ¡Listo! Aquí tienes un canal eficaz y sencillo para recibir mensajes de tus mecánicos y que tiene su propio “diccionario” al cual, a medida que vayas prestando atención, cada mañana irás incorporando nuevos “términos”.

Como punto de partida:
La FC en reposo sube en situación de estrés.
La FC en reposo sube cuando duermes poco o mal.
La FC en reposo sube si consumes alcohol.
La FC en reposo sube cuando estás incubando alguna enfermedad.
La FC en reposo baja a medida que aumenta tu capacidad aeróbica.

¡Muy importante aquí! No importa si tienes más o menos pulsaciones en reposo, no te compares… puedes tener compañeros que tengan menos de 30 PPM en reposo, y Perico tenía 58 PPM cuando ganó el Tour… ¡no hay que fliparse nunca! Lo verdaderamente importante siempre son las tendencias, los valores anómalos, aquellas cosas que nos van a llamar la atención después de un tiempo atendiendo a estas mediciones.

Pruébalo y me cuentas…

¡Nos leemos aquí y nos saludamos en la carretera!

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