Ya te he hablado de los diferentes “motores” con los que cuentas, las distintas vías metabólicas de las que tu organismo obtiene energía, básicamente hablamos de como funcionan y a qué intensidades se van activando y complementando.
También te he explicado que las mejoras y adaptaciones que consigas van a depender del trabajo de tu “equipo de mecánicos”, quienes se ponen manos a la obra cuando descansas para mejorar aquellas partes de tu “máquina” que les has hecho ver durante el entrenamiento que necesitan una mejora.
Este mensaje que debes dejar en la “hoja de trabajo” de estos mecánicos (estou hablando de los mecanismos de tu organismo para recargar depósitos de substratos, reparar daños musculares… en fin: mecanísmos homeostáticos, si quieres buscar por ahí) se llama “carga”.
Puedes pensar en esta carga como en la de cualquier trabajo, ya que estamos en un “taller” puedo ponerte como ejemplo el de un mecánico con 15 años de experiencia que puede hacer 10 cambios de aceite en una jornada al lado de un chaval recién llegado que hará la mitad. ¿Comprendes la importancia de poder cuantificar esa carga e individualizarla?
Existen dos formas de cuantificar esta carga en función de donde se ponga el punto de atención, así hablamos de carga interna y carga externa. Ya sabes que aquí no nos ponemos excesivamente técnicos, de modo que diremos que: la carga interna expresa el estrés real que sufre tu organismo, lo más habitual es medirla mediante frecuencia cardiaca (FC)... es el cuentarrevoluciones de tu motor; la carga externa expresa el trabajo que estás realizando (en nuestro caso la fuerza sobre las bielas), aquí la medición suele hacerse en velocidad o más actualmente en vatios… es el velocímetro de tu máquina.
Así explicado es fácil ver que el objetivo del entrenamiento debe ser poder subir la cifra del “velocímetro” mientras la del “cuentarevoluciones” sube lo menos posible.
Para entrenar a intensidades por debajo de tu umbral el mejor indicador va a ser siempre la FC, algo que ya hemos visto e incluso alguna herramienta más, pero para poder entrenar a determinadas intensidades por encima de ese umbral la FC no es un buen indicador, se puede ver afectado por condiciones climatológicas, ambientales o de fatiga y además los cambios de intensidad en una FC muy elevada pueden ser casi imperceptibles; por ello es mejor acudir a medidas de carga externa.
Desde la proliferación de los potenciómetros parece que la única forma posible de medir esta carga externa es hacerse con un aparato caro y que requiere de cierto conocimiento para su correcta utilización… que hay por ahí cicloturistas con “números” de profesional en su Garmin… jejeje
Si hablas con tu entrenador y te dice que necesitas uno de estos artilugios fantásticos para poder entrenar pueder estar seguro de que lo que no quiere es trabajar demasiado contigo… hay un montón de métodos para medir esta carga externa, el famoso Dr. Ferrari utilizaba el “valor de ascensión medio) (VAM) para medir esa carga externa en sus deportistas (un valor que todavía puedes ver en los resúmenes de actividad de Garmin o Wahoo). En el caso del ciclismo la velocidad no nos sirve, como en atletismo o natación para medir esta carga externa por la propia característica de nuestro deporte… pero puedes por tí mismo cuantificar esa carga correctamente y hacer de cada salida algo más divertido ya sea con amigos o utilizando herramientas como Strava…
¡Nos leemos aquí y nos saludamos en la carretera!
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