LA NAVAJA DE BOTIS. Fascículo 37, volver comenzar?

En el último fascículo te hablaba de “desaprender” y lo que hacía era introducir una idea que te quiero ampliar hoy.

Si vienes siguiendo A NAVALLA desde hace algún tiempo sabrás que he expuesto el funcionamiento de tu organismo de manera esquemática dividiéndolo en partes y exponiendo las vías metabólicas únicamente como si hablásemos de distintos “motores”. Creo que es una forma útil para comprender como obtiene la energía “nuestra máquina” pero hay que tener en cuento que no solo máquinas para evitar caer en el reduccionismo.

Es común observar el siguiente pensamiento erróneo: como en una prueba de esfuerzo he obtenido X número, a X´ vatios o X¨ frecuencia cardíaca estoy utilizando tal substrato energético, implicando estas o aquellas fibras musculares o me encuentro en aquel porcentaje determinado de mi consumo máximo de O2… y por tanto…Y, Z o J.

¡Pues no! Vamos con otra metáfora. TU ORGANISMO ES UN RESTAURANTE:

Como hace tiempo que abrimos al público y tratamos bien al personal el funcionamiento y la atención a la clientela son óptimos. Las referencias en Google son excelentes. Hay días de trabajo muy distintos, unas veces se llena el comedor en días de menú aumentando la presión en la cocina y los días en que hay fútbol trabajamos mucho más en la barra. Como el personal lleva tiempo con nosotros saben adaptarse y prever estas situaciones.

Este sábado hay feria y antes de abrir por la mañana ya se nota: varias fuentes de empanada ya cortada en la punta de la barra, dos barriles de cerveza sin abrir estorban al pasar, un cubo extra de basura y todas las ollas en el fuego ya a primera hora… la “frecuencia cardíaca” de nuestro local está más alta esta mañana.

Abrimos el comedor y empieza a sentarse la gente. Todos vienen hambrientos y con mucha sed por el calor. Las primeras mesas son atendidas con rapidez, pero poco a poco las comandas se van acumulando en la cocina y el jefe entra a echar una mano. Esto provoca que sobre la barra se vaya acumulando loza sin lavar pero como tenemos al personal bien preparado el barman se hace cargo también del lavavajillas mientras prepara las bebidas que le canta el camarero de sala.

Llegamos a las dos de la tarde, hora punta. Algunas bebidas salen con retraso ya hacia las mesas porque la barra está llena, los aficionados de la Fórmula 1 quieren ver la calificación y mientras el barman tira la enésima caña… ¡plof! Una ducha de espuma lo alerta de que hay que cambiar el barril de cerveza. El compañero no entra ya en la barra a echar una mano porque tiene platos enfriándose sobre la mesa de la cocina.

El lavavajillas está lleno y en la barra se acumula la loza. Hay comandas sin atender en la cocina y mesas pidiendo la cuenta desde hace ya unos minutos. El barman tiene a la gente atendida y puede ya cobrar y preparar de nuevo las mesas para sentar e nuevos comensales. Aunque todos tienen trabajo pendiente en su puesto están bien adaptados a esta carga de trabajo y van cubriendo las demandas que se les presentan.

Ahora la feria “cambia el ritmo”, entra por la puerta una excursión del IMSERSO pidiendo mesa para 15. El personal se reorganiza de nuevo: el barman junta y monta varias mesas, el jefe en la cocina se apresura a cortar pan, el cocinero repasa las raciones que quedan de cada plato y se adelanta a sacar género del congelador, el camarero de sala apura a tomar nota de las bebidas al grupo que aún no ha pasado al comedor mientras va cobrando consumiciones pendientes en la barra, hay mesas sin recoger en la terraza.

El equipo de trabajo del restaurante está al límite y por la puerta se asoma un grupo de gaiteros que quieren picar algo rápido porque tienen que estar tocando de nuevo en media hora…

No podemos atenderlos.

Como ves nos hemos ido adaptando a las demandas de trabajo para ser capaces de atender a todo el mundo, como estamos bien preparados cada trabajador es capaz de realizar diversas funciones, no son compartimentos estanco y cooperan entre todos hasta que la demanda llega al límite de sus capacidades. Poco a poco hay menos margen de maniobra y más tensión hasta que se sobrepasa el límite y todo deja de funcionar: grupos de gente esperando para sentarse, mesas sin recoger y la gente pasa de largo al ver el panorama.

¿Te ha gustado la metáfora? Te cuento más en el próximo fascículo.

¡Nos leemos aquí y nos saludamos en la carretera!

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