PASIÓN POR LAS DOS RUEDAS - David Cachón

Llevamos varias horas conduciendo, estamos volviendo de un viaje que nos ha exprimido hasta la última gota. El cansancio es patente, ha hecho mella en nosotros y las conversaciones prácticamente han cesado. La banda sonora la está poniendo un tema clásico del rock español. “Los kilómetros se suceden sin parar, carretera veloz a ninguna parte, cada vez, más prisa por llegar”. ¿Te suena? Si la respuesta es sí, es que ya eres un puretilla, hahaha. Correcto, es Barricada y su canción “Pasión por el ruido”, si no la conoces te recomiendo que la escuches.

Foto: Ismael Ibañez

Las líneas discontinuas parecen no tener fin, mantengo la concentración pero estoy francamente aburrido. empiezo a añorar la acción de los últimos días. ya he conseguido convencerme y asumir que no despegaré mi culo del asiento hasta que no divise mi casa, el pie se mantendrá en el acelerador durante un par de horas más por lo menos.

Cuando me abandono totalmente al noble arte de la conducción, algo llama mi atención, y también la de mi compañero de viaje. Como si de dos perros al ver un gato se tratara nos quedamos totalmente inmóviles, forzando la atención y con todos los músculos del cuerpo en tensión. Creo que ambos hemos visto algo en la autovía, a lo lejos. Si nuestro radar no falla, lo que todavía es una forma sin definir completamente, podría tratarse de un spot donde montar en bici.

Foto: Ismael Ibañez

Rápidamente doy un volantazo y tomo la primera salida. intentamos averiguar como acceder hasta esa enorme masa de piedras que llama nuestra atención, con tal magnetismo que haríamos todo lo que estuviera en nuestras manos para llegar hasta ella. Es como una droga, algo que al principio te pone nervioso pero que después te eleva a lo más alto, proporcionando un placer y satisfacción indescriptibles. Ahora nada se interpondrá entre ella y nosotros, trataremos de domarla, sortearemos la seguridad o todo aquello que se interponga en nuestro camino pero tendremos que dejar una huella en forma de foto de nuestro paso por ese lugar. Lo cierto es que nuestras oscuras intenciones no van más allá de nuestra fuerte pasión por las dos ruedas.

Foto: Ismael Ibañez

Una vez cumplido nuestro objetivo reiniciamos el camino casi en las mismas condiciones en que nos encontrábamos hace sólo un rato, pero algo ha cambiado, una sonrisa adorna nuestra cara y el silencio se ha transformado en una animada conversación acerca de lo que acabamos de hacer.

Nos vemos en el siguiente spot. disfruta de la bicicleta de manera responsable, o no, pero disfruta.

Localización:
El Ebro a su paso por las tierras de las Merindades, en el norte de Burgos, deja a sus orillas la bella ciudad de Frías, la más pequeña de España. Su sorprendente silueta sobre un peñasco, se encuentra enmarcada por el imponente pico Humión, el más alto del Parque Natural Montes Obarenes.

En 1202, Alfonso VIII otorga fueros a Frías y favorece su desarrollo económico. Frías que anteriormente dependía de Navarra, regresa a Castilla. Ya en 1435, Juan II le otorga el título de Ciudad. Éste se la cambia a Pedro Fernández de Velasco por Peñafiel. Quién quiso someter a la cuidad, quitándole los fueros y privilegios, consiguiendo que el pueblo se sublevase contra él, naciendo así la Fiesta del Capitán, celebrada, el fin de semana siguiente al 24 de Junio.
Frías forma parte de la guía “Los pueblos más bonitos de España”

Foto: Ismael Ibañez

Texto: David Cachon // Fotografía: Ismael Ibañez
Localización: Frias (la ciudad más pequeña de España) - Burgos - España

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